Artículo: “Acariciando ortigas”, por Pedro Villanueva, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio, publicado en la columna de opinión «el Politoscopio», en La Nueva Crónica, el día 19 de abril de 2021

Artículo: “Acariciando ortigas”, por Pedro Villanueva, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio, publicado en la columna de opinión «el Politoscopio», en La Nueva Crónica, el día 19 de abril de 2021

«Acariciando ortigas»

 Últimamente parece que todo molesta. Y es que, verdaderamente las cosas no van nada bien. ¿Hablamos de ortigas?Cuando veo que flaqueo, o que simplemente no puedo buscar explicaciones entre los libros y las teorías científicas, busco la respuesta en nuestra historia social; esa historia de nuestros mayores plagada de experiencia. Entre esa historia social de la que les hablo encontré una metáfora muy interesante: las ortigas (Urtica en latín).

Ese recuerdo me llevó a mi infancia, cuando con vara en mano, segaba las ortigas picajosas del camino antes de adelantar el paso. Dirán-¿Qué mosca le ha picado a este? o ¿Qué tienen que ver las ortigas con la Ciencia Política? – Sé que puede sonar desconcertante, pero si me permiten la comparación, hoy en día la situación política se asemeja a intentar acariciar una ortiga sin recibir una buena quemazón -Todo está tan sumamente mal orquestado que vamos de mal en peor.

El día 30 de marzo veo publicado el cese en el cargo de Pablo Iglesias Turrión (y vaya que si embiste). Automáticamente me pregunto: ¿Si ha dejado su cargo voluntariamente, porqué pone cese? Días después encuentro la respuesta: para poder percibir el sueldo de casi 5.000 euros mensuales durante 14 meses, tiene que ser motivado por cese; y dejará de percibirlo una vez obtenga otro trabajo- ¿Ser secretario general de Podemos, no es un trabajo? – (Pablo Iglesias recibe contraprestaciones económicas por dicho cargo) En fin…otra más a la suma que explica por qué es el líder peor valorado de los candidatos presentados a las Elecciones madrileñas.

«Las cosas no harán más que empeorar, pero lejos de perder pie, seguiremos imaginando un campo libre de ortigas»Tenemos un Presidente del Gobierno que es oposición de la oposición, y que actualmente mantiene en vilo al país, sin un plan definido una vez finalice el Estado de Alarma el día 9 de mayo, dejando a las comunidades autónomas a su suerte (lleva más de seis meses sin convocar la Conferencia de Presidentes Autonómicos) pero con una clara intención: no afectar a las elecciones de la comunidad madrileña; prima el voto a la realidad latente. Está claro, que una vez pasadas las elecciones del 4 de mayo, habrá una ampliación del Estado de Alarma, pero actualmente, anunciar dicho aumento temporal, no es una buena baza electoral para el PSOE traducido en votos.

Mientras tanto, Madrid sigue sumando pico de casos COVID, y está claro que tal situación, puede pasar factura a las intenciones egocéntricas de Ayuso (PP), confiada en arrasar en los resultados, desbancando a VOX y Ciudadanos, con una mayoría absoluta aplastante que ninguna estadística fiable se atreve a pronosticar a día de hoy y que ya pronosticábamos en nuestro Politoscopio en artículos anteriores.

Volviendo a las ortigas. No hay nada peor que un político que utilice las estadísticas para fines partidistas. El Presidente de la Junta de CyL, Mañueco, ha dado claro ejemplo de dicho error utilitario.
Según sus manifestaciones, considera que la sanidad berciana es la mejor en datos y resultados, no solo en España, sino en toda Europa-¡Válgame Dios! ¡Nos hemos vuelto locos! – La situación de la sanidad en el Bierzo es penosa, y no solamente hoy, lleva tiempo así. Nuestros representantes institucionales, olvidan siempre la máxima de la Gestión Pública: no solo debe basarse en dotar de servicios públicos a los ciudadanos, sino que hay que verificar que dicha Gestión Pública se lleve a cabo, con la eficacia y efectividad contratada. A este respecto, baste preguntar a los enfermos como se sienten de bien atendidos.

No nos queda más que soñar en una utopía donde la política se utilice para el bien de las gentes y su felicidad natural, tal y como discursaba Jovellanos allá por 1795.

Las cosas no harán más que empeorar, pero lejos de perder pie, seguiremos imaginando un campo libre de ortigas por dónde caminar con seguridad.

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