Artículo: «Orientación para la elección de los estudios» por Inés Moya de la Calle, Vicedecana del Colegio

Artículo: «Orientación para la elección de los estudios» por Inés Moya de la Calle, Vicedecana del Colegio

Desde el Colegio recomendamos la lectura del artículo de nuestra Vicedecana Inés Moya de la Calle.

Inés Moya de la Calle es Licenciada en Sociología y trabaja en el Servicio de Orientación de la Fundación General de la Universidad de Valladolid con una importante experiencia dentro del ámbito de la orientación laboral, profesional y formativa a los alumnos/as de la universidad. Ha trabajado como Docente de la Facultad de Educación y la Facultad de Comercio, donde ha tutorizado distintos Trabajos de Fin de Grado así como Prácticas Formativas en Empresas,  y  realiza un trabajo excelente en la Fundación de la Universidad (FUNGE) desde hace años.  Así mismo ha realizado distintas charlas y ponencias para diferentes organismos e instituciones vinculadas a la orientación, la promoción, el trabajo de las habilidades sociales, las estrategias y dinámicas de participación grupal y el coaching.

Desde el Colegio agradecemos  su participación y su labor como Vicedecana y estamos muy orgullosos de su trabajo y de poder contar con ella en nuestra entidad.

 

«Orientación para la elección de los estudios»

Es casi final de curso, por lo que cientos de jóvenes tienen que decidir y escoger sus itinerarios formativos y académicos. Es un momento donde los estudiantes  de secundaria, bachillerato y universidad deben decidir sobre su futuro y en definitiva sobre sus vidas.

Se encuentran en una encrucijada direccional , igual que le pasa al personaje de Alicia en el libro de Lewis Carroll  “Alicia en el país de las maravillas”

«¿Podría decirme, por favor, qué camino debo tomar?

-Eso depende de a dónde quieras ir -respondió el Gato.

-Lo cierto es que no me importa demasiado a dónde… -dijo Alicia.

-Entonces tampoco importa demasiado en qué dirección vayas -contestó el Gato.

-… siempre que llegue a alguna parte -añadió Alicia tratando de explicarse.

-Oh, te aseguro que llegarás a alguna parte -dijo el Gato- si caminas lo suficiente».

 

Si Alicia hubiera estudiado en nuestro sistema educativo probablemente hubiera pasado varios test actitudinales, otros tantos de personalidad, hubiera tenido algunas tutorías con sus padres y el orientador/a, para acabar obteniendo una respuesta clara sobre cuál es el mejor camino para ella.

Si por otro lado, Alicia fuera una recién titulada universitaria, el gato le habría dicho que era el momento de iniciar el camino profesional y trabajar “de lo suyo”, como si el titulo universitario nos encaminara a una única profesión cerrada que además debe marcar nuestra personalidad.

Desde luego todos hemos sido y seremos Alicia en algún momento de vida, la pregunta es ¿Estamos ayudando a nuestros jóvenes en el proceso de toma de decisiones? En el caso de la que la respuesta sea afirmativa, ¿hacia donde les encaminamos? ¿A la vocación? ¿A la practicidad laboral?

El entorno laboral al que se enfrentan los jóvenes hoy en día es un mercado laboral cambiante, marcado por lo que el sociólogo Zygmunt Bauman llamó modernidad líquida, sociedad liquida y trabajo liquido. Los empleos son cambiantes y el mercado actual necesita renovaciones dentro de las empresas cada poco tiempo. Hay una nueva forma de plantear las relaciones laborales que rompe con los patrones de la era industrial como la jerarquía, los horarios fijos, la estabilidad laboral. Ya no existe la relación exclusiva entre un empleado y su empleador y ya no hay permanencia.

En el trabajo líquido lo realmente importante es el valor que aporta determinada persona mediante sus habilidades y conocimientos. Entonces ¿Estamos formando en nuestras instituciones educativas para este tipo de trabajos y realidad laboral?

¿Tiene sentido orientar hacia una decisión cerrada y perdurable en el tiempo? Quizá lo mas sensato sea ofrecer a los titulados de bachillerato “tiempo para elegir”. Según están establecidos los plazos solo disponen de un escaso mes para tomar una decisión que les marcará durante muchos años de su vida. Entre la PAU y la matrícula universitaria no hay casi tiempo. No resulta descabellado plantear un año sabático donde les permitamos pensar sobre su vida, sus gustos y sus motivaciones.

Cuando una persona escoge una carrera universitaria, no solo diseña sus próximos 5 años si no que, indirectamente está escogiendo una profesión y una posición en la vida. Y eso requiere tiempo, un tiempo de reflexión que no les facilitamos.  Orientemos a los jóvenes en una búsqueda de futuro pausada y meditada, basada en su  pasión y motivación, ya que si desde luego empleas mucho tiempo estudiando,  mas empleas trabajando. Orientemos para que escojan un camino que les haga felices.

 

 

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