Entrevista a nuestro decano, Fco. Javier Gómez González, profesor en el Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad de Valladolid, en la que nos habla de su trayectoria académica y profesional, así como de su visión sobre nuestras disciplinas.
Cuándo y cómo decidiste empezar a estudiar Sociología
En Bachiller la Sociología era la opción que más interés me generaba, supongo que por la sensibilidad social que debo a mi familia y a la actividad asociativa juvenil. Sin embargo, por motivos de cercanía física opte por estudiar Geografía en la Universidad de Valladolid. Afortunadamente, la UNED implantó los estudios de Sociología y comencé a simultanear Geografía con Sociología. Acabe las dos titulaciones casi a la vez, pero al final, fue en la Sociología donde decidí centrar mi vida profesional.
Cómo ha sido tu trayectoria profesional
Mi trayectoria no es muy variada, puesto que solo he tenido un puesto de trabajo y en él sigo. Soy un ejemplo de biografía profesional cada vez menos frecuente debido a la precarización del empleo, conseguí la beca de doctorado y, posteriormente, entré como Profesor Ayudante en el Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad de Valladolid. Allí he desempeñado los diferentes puestos hasta el de Contratado Doctor que ocupo actualmente.

Javier Gómez en su despacho de la UVa
Por qué dices que es un tipo de trayectoria cada vez menos frecuente.
Muchos de nuestros colegiados/as cambiarán muchas más veces de empleo. La precariedad y la inseguridad se han convertido en la norma. Es cierto que esto también tiene aspectos positivos, como la diversidad y la adaptación a nuevas funciones y tareas, pero en la práctica dominan los aspectos negativos. Resulta entre paradójico y cínico el que cada vez se pida más compromiso a los profesionales con las empresas e instituciones en que trabajan, al tiempo que estas mismas empresas no parecen sentirse excesivamente comprometidas con su personal cuando llega el momento de prescindir de ellos.
La Sociología y la Ciencia Política no han sido profesiones muy agresivas en la defensa de sus derechos, ¿Crees que deberían serlo?
Depende de cómo entendamos el término agresividad. Theodor Adorno valoraba el carácter abierto y poco corporativo de estas disciplinas como si fuera su principal mérito y, de hecho, frente a los corporativismo cerrados y agresivos de otras disciplinas, la Sociología y la Ciencia Politica ha sido más plurales y más abiertas y esto siempre ha sido parte de su atractivo. No obstante, creo que esto nos ha llevado a en ocasiones ser débiles frente a las disciplinas más corporativas y excluyentes.
En este sentido, creo que nos hace falta agresividad, pero entendida como dinamismo y capacidad de actuación. Debemos ser agresivos defendiendo nuestro saber hacer y nuestras competencias. No deberíamos caer en la desautorización de otros profesionales o en el gremialismo ciego. Entre otras cosas, ese tipo de corporativismo cerril no tiene mucho futuro en los tiempos hacia los que avanzamos.
¿Cuál crees que es el sector profesional con más oportunidades para los sociólogos y politólogos?
Creo que un contexto en el cual la administración pública no crece, las grandes empresas parecen tender a empequeñecerse y las organizaciones sociales están paralizadas por la ausencia de recursos, el sector más atractivo para nuestros titulados está en las empresas que dan servicio a otras organizaciones. Me refiero a las consultoras, gestoras, asesoras. Es un sector extremadamente difícil de conocer, pero en el cual tanto politólogos como sociólogos contamos con una capacitación muy adecuada.
La presencia de los profesionales de la sociología y la ciencia política suele estar con mucha frecuencia vinculada al pensamiento crítico. ¿Qué impacto crees que ha podido tener en nuestra profesión?
Es un cliché asociar el pensamiento económico con la derecha y al pensamiento de la Sociología y la Ciencia Política con la izquierda. Es una versión simplificadora pero de alguna manera este estereotipo sigue actuando. Seguramente esto se debe a que nuestras disciplinas no son cómodas para el poder, sobre todo cuando este se ejerce de manera arbitraria. En cualquier lugar del mundo, cuando hay persecución por parte del poder hacia la libertad de pensamiento es más fácil encontrar detenidos y silenciados a sociólogos o politólogos que a otro tipo de científicos sociales.
Esto ocurre en cualquier contexto autoritario, sea cual sea la ideología que lo inspire. Esta actitud crítica es parte de nuestro ethos como profesión y creo que es irrenunciable aunque, lógicamente, tiene costes profesionales.
No obstante, al margen de la defensa de nuestro carácter crítico siempre he considerado que parte de los problemas de nuestra profesión ha sido la poca preocupación profesionalizadora en la formación. Durante un periodo importante, la formación ideológica era demasiado fuerte, mientras que la capacitación en competencias profesionales era algo más débil. Creo que estamos superando esta situación.
Y Castilla y León, ¿qué ofrece para esta profesión?
Todo menos empleo. Tenemos buenas ofertas formativas, un nivel de capacitación media de la población muy elevado, un contexto profesional interesante, una sociedad con problemas sobre los que intervenir y que necesitan estudio y diseño de políticas. Consecuentemente, el contexto para desempeñar una labor profesional es muy interesante, pero la creación de empleo es reducida. El espacio para el autoempleo sigue estando presente, pero personalmente creo que no todo se soluciona con fomentar el emprendimiento. También hacen falta políticas de empleo eficaces.
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